martes, mayo 03, 2016

Iluminación musical

Había estado triste. No parecía que se pudiera poner peor. Parece que es esa época de calor que hace que me sienta totalmente desanimada y además me engordo, lo que suma de mala manera.

Pero luego me dio tos, y si, se puso peor. La enfermedad estuvo fuerte, me tiró en la cama varios días y dos semanas después no termina de desaparecer la molestia en la garganta, que además no me deja cantar. Cuando la peor parte de la enfermedad se terminó me quedé sin apetitos, ninguno, igual me daba hambre pero no se me antojaba nada, además perdí el olfato por unos días y menos que me sabía nada.

Desde que mi hijo empezó a ir a la escuela he ido acumulando cansancio, así que me pasé una semana mirando la tele todo el tiempo que el no estaba en casa sin ganas de levantarme para nada y haciendo lo mínimo indispensable. De alguna manera eso me trajo algo de paz, los días más vacíos, menos carreras, menos ideas, nada que desear, nada en que pensar, excepto si los Álcantara ganarán el juicio o Mr. Selfridge dejará a sus queridas.

Mi manera de enfrentar las dificultades del corazón se ha ido transformando en este último año de formas que a veces no reconozco y también mi maternaje. Al mismo tiempo que reconozco más mi labor como madre, una que implica mucho trabajo, también voy llegando al punto en que, después de 10 años, ahora si quiero ponerme en primer lugar para algunas cosas, no había sentido la necesidad antes, ni me parecía razonable exponer a mi hijo a las dificultades de la sociedad para poder llevar a cabo mi sueño, pero ahora si, en plena pubertad y ya casi con 10 años cumplidos me parece que ha llegado el momento y que no será sino formativo para él, un tipo de formación que todos decían que podía tener antes y que yo me negué a obligarla, la de tenerlo esperando horas en ambientes de adultos sin ponerle atención o dejarlo al cuidado de personas en las que no confío y teniendo actividades que nada sumaban a su desarrollo.

En medio de ese tedio pero ya con algo de impulso gracias a la construcción del teatrino, llegué a algunas conclusiones internas. La primera es que me hace mucha falta el amor de pareja, que no sólo necesito recibir sino que es muy importante para mi también dar, pero que no depende de mí tener un buen compañero, llegará o no, pero es algo que no puedo controlar, como no puedo hacer que me quiera quien no me quiere o que sea un buen compañero quien tiene dificultades internas que no quiere resolver.

Pero la música sí me mueve, genera en mi muchas cosas, representa un gran conflicto interno, pero me da mariposas en el estómago, la sufro, la disfruto, me come pero la ansío con todo mi cuerpo. Al mismo tiempo me siento como una niñita frente a ello, no me parece fácil como tantas otras disciplinas, que las veo como dominables sólo a través del esfuerzo. Hay un gran trauma que vencer aquí para mí, ya lo venceré o no, mientras me aplicaré con todo mi compromiso y entrega, porque ni modo, así es como hago las cosas yo.

Me trastorna la idea de que algunos seres cercanos a los que secretamente he tratado de impresionar desde que tengo conciencia me juzguen y me critiquen por tomar este camino, pero por ahora me puede más la noción de que la vida debe ser disfrutable y hermosa, en la medida en la que yo me la pueda forjar así, debo hacerlo, es mi responsabilidad conmigo misma, porque la falta de estímulos positivos me puede enfermar.

Tomé la decisión y me aventuré a hacer investigaciones esta misma tarde y ya el comsos me trajo regalos, como un maestro de contrabajo que me recibe de inmediato, la próxima semana, sin más preámbulos. Estoy emocionada y muero de nervios.

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